En los últimos años, ha aumentado considerablemente la prevalencia de las intolerancias y alergias alimentarias en los niños.
Según la OMS, uno de cada diez niños en edad escolar padece algún tipo de alergia alimentaria en los países desarrollados. Por esta razón, es necesario que las familias conozcan, y tengan recursos para asegurar una alimentación variada, equilibrada y llena de sabor para los pequeños.
¿Es lo mismo las alergias que las intolerancias alimentarias?
Popularmente, se confunden los términos de intolerancia y alergia alimentaria. No obstante, aunque la causa sea la comida que se ingiere, realmente estamos hablando de dos afecciones distintas. La diferencia entre una intolerancia y una alergia alimentaria reside en el origen, en las causas de la sintomatología, por lo que el tratamiento será diferente.
¿Qué son las alergias alimentarias?
La alergia alimentaria procede de una respuesta sobredimensionada del sistema inmunitario a determinados alimentos. Es decir, es la reacción que genera el organismo ante una sustancia que identifica como perjudicial, sin que lo sea realmente. Y para defenderse de este “invasor”, el sistema inmunitario puede reaccionar:
- Liberando anticuerpos IgE. Si estos se unen a alérgeno puede liberar histamina causando una sintomatología inmediata a nivel cutáneo, digestivo o respiratorio.
- No liberando anticuerpos IgE. El organismo actúa tardíamente con síntomas cutáneos y/o digestivos que no suelen ser fáciles de diagnosticar. Este tipo de patologías están sufriendo hoy en día, un aumento considerable en países con un estilo de vida occidental.
Una característica de las alergias es que la reacción puede provocarse con una cantidad muy, muy pequeña del alimento. Por eso, en el caso de las alergias, incluso las trazas (pequeñas partículas) pueden desencadenar un episodio.
¿Qué son las intolerancias alimentarias?
La intolerancia alimentaria es una forma de reacción a un alimento sin la implicación del sistema inmunológico. Normalmente, se originan en el sistema digestivo debido a la ausencia, o defecto, de las enzimas encargadas de digerir y absorber el alimento, como es el caso de la intolerancia a la lactosa.
Las reacciones que producen las intolerancias alimentarias, a diferencia de las alergias, se caracterizan por malestar digestivo en la mayoría de los casos, y pueden aparecer horas después de la ingesta del alimento. Además, suelen ser dosis-dependientes, es decir, a mayor ingesta de alimento, mayor intensidad de la sintomatología.
Alimentos que producen más alergias o intolerancias en los niños
Aunque todos los alimentos pueden ser potencialmente alergénicos, los alimentos que causan más alergias alimentarias son: la leche, el huevo, los frutos secos, el pescado o marisco.
En cuanto a las intolerancias: tras la lactosa encontraríamos la intolerancia al gluten (celiaquía) presente en el trigo y otros cereales. Y, en tercer lugar estaría la intolerancia a la sacarosa y fructosa presente en frutas y verduras.
La alergia o la intolerancia más frecuente es a la leche de vaca o a la lactosa. Uno de los componentes de la leche de vaca es la lactosa, que es el azúcar presente en la leche. Para que nuestro organismo pueda digerirlo necesita una enzima denominada lactasa. Si nuestro organismo no dispone de esta enzima es imposible digerir, o degradar, la lactosa. Por lo tanto, esta sustancia se va acumulando en el intestino causando síntomas muy molestos: gases, diarrea, dolor abdominal…
La alergia a la leche de vaca es en realidad, alergia a la proteína de la leche. Es decir, la sustancia que causa la reacción adversa no es la misma que en la intolerancia. Si cuando introducimos la leche de vaca en la dieta del bebé nuestro peque sufre una reacción alérgica, el especialista verificará si es alérgico. Sin embargo, si nuestro hijo tiene una mala asimilación de la lactosa (dolor abdominal, gases, diarrea) estaremos ante una intolerancia.
Entonces, ¿qué puede comer mi hijo si tiene una alergia alimentaria?
El tratamiento eficaz para la alergia alimentaria es evitar el contacto y el consumo del alimento alérgeno, o de los alimentos que lo contengan en sus ingredientes. En algunos casos seleccionados el alergólogo puede recomendar una terapia de exposición o inmunoterapia.
La dieta de eliminación debe hacerse tras el diagnóstico realizado por un profesional, que supervisará el proceso que se debe realizar. Y todavía es más necesario cuando la restricción afecta a varios alimentos, o a grupos de alimentos. El especialista debe evitar deficiencias nutricionales para conseguir una alimentación saludable y equilibrada.
Probablemente, os surjan dudas de cómo organizar la alimentación del pequeño. Pero os damos unas claves:
- Disponer de educación nutricional para la familia, cuidadores y centro escolar
Los profesionales de la salud nos ayudarán a tener todos los conocimientos necesarios para evitar los alimentos alergénicos. Además, nos orientarán para poner en práctica medidas de precaución que eviten reacciones alérgicas.
También nos pueden orientar en la dieta que debe seguir para conseguir una alimentación equilibrada. Si el niño utiliza el comedor escolar, el menú deberá estar supervisado por una dietista-nutricionista. De la misma manera, es imprescindible tener claro cómo actuar en el caso de la presencia de síntomas, sobre todo cuando hay riesgo de que el niño se ahogue.
- Aprender a leer las etiquetas para identificar alérgenos
Es necesario controlar el etiquetado de los alimentos para evitar comprar aquellos que supongan un riesgo para la salud del peque. Según el Reglamento 1169/2011 la información sobre los alérgenos debe facilitarse siempre y de forma clara en la lista de ingredientes de todos los productos o platos. En concreto, el nuevo reglamento identifica 14 alérgenos alimentarios de declaración obligatoria en el packaging de los productos.
Estos 14 alérgenos son la leche de vaca, huevo, cacahuetes y frutos secos, pescado, crustáceos, moluscos, cereales con gluten, apio, mostaza, sésamo, soja, altramuz y sulfitos.
Las empresas alimentarias deben ser muy cuidadosas con el control de su producción para evitar contaminaciones cruzadas. En Germinal Bio garantizamos un control minucioso de los alérgenos y por eso, prestamos particular atención para asegurar la ausencia de contaminación cruzada. Es de vital importancia la protección de la salud de nuestros consumidores, pero también es muy importante poderles ofrecer productos que puedan consumir sin problemas: Lasaña sin gluten, galletas veganas con pepitas de chocolate sin huevo y sin leche, etc.
- Ser cuidadosos al cocinar recetas para niños alérgicos
Un niño con alergia alimentaria no tiene por qué comer una alimentación totalmente diferente al resto de la familia. Lo ideal es preparar un menú familiar, con las adaptaciones pertinentes, pero procurando mantener la misma estructura. El nutricionista puede orientarte para evitar la contaminación cruzada al realizar el cocinado de los alimentos.
- Ayúdale a entender su cuerpo
Es recomendable ir educando al pequeño en cómo hacer las elecciones alimentarias adecuadas. Debe conocer los alimentos que le causan alergia, o intolerancia, para que sea consciente de los que debe evitar. Además, así podrá comer de forma segura y autónoma aunque no esté con sus cuidadores.
Al principio seguro que estaréis muy preocupados, no obstante si os dejáis aconsejar y ayudar por profesionales veréis que vuestro hijo tendrá una alimentación saludable y equilibrada.
Ideas de menús para nuestros peques
Te presentamos dos propuestas de menús libres de leche y gluten, para que tu peque disfrute de las celebraciones sin renunciar a comer rico y seguro ¡Les encantan estas ideas!
¡Fiesta con Burger!
– Hummus sin gluten con dips de zanahoria y pepino
– Burger de garbanzos y tomates secos con salsa de zanahoria y patatas asadas
– Pudding de bizcocho de avena y cacao
¡Llega Navidad!
- Ensalada de tomates, queso vegano y espárragos
- Lasaña sin gluten de boloñesa de soja y verduras
- Galletas sin gluten rellenas de crema de cacao
Tener un hijo con alergias alimentarias o intolerancias, puede suponer un cambio en la organización familiar y un estrés añadido para los padres. No obstante, es posible que sea una oportunidad de mejorar vuestro estilo de vida. Con el asesoramiento adecuado conseguiréis que vuestro peque tenga una alimentación saludable y equilibrada que le ayude en su correcto desarrollo y crecimiento.